Visión actual y pasada sobre el asunto de la sangre

16.11.2012 16:41

 

A continuación citaremos por completo el último artículo publicado por la Sociedad Watchtower que define lo que los testigos de Jehová pueden y no pueden usar de la sangre para su aplicación médica. Hasta el momento, esta es la última edición de la Atalaya que explicó la postura sobre las fracciones sanguíneas establecida  en el año 2000. Después, mostraremos las inconsistencias de la postura actual y cómo ha sido la evolución de esta doctrina. Las citas en azul corresponden a nuestro artículo base que es la Atalaya del 15 de Junio del 2004, páginas 29-31, que será presentado a continuación. Las citas en color rojo pertencen a otros artículos, y en color negro para nuestros comentarios.

 

Atalaya 15 de Junio del 2004, w04 15/6 págs. 29-31

 

Preguntas de los lectores

¿Aceptan los testigos de Jehová fracciones menores de la sangre?

La siguiente respuesta es una reimpresión de lo publicado en el número del 15 de junio de 2000.

La respuesta fundamental es que los testigos de Jehová no aceptamos sangre. Creemos firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones cambiantes. No obstante, surgen cuestiones nuevas porque ahora la sangre puede procesarse y es posible extraer cuatro componentes principales y fracciones de estos componentes. A la hora de decidir si los acepta, el cristiano no debe pensar únicamente en los posibles beneficios y riesgos médicos. Debe interesarle saber lo que dice la Biblia y el posible efecto en su relación con el Dios todopoderoso.

Las cuestiones fundamentales son bastante sencillas. Para comprender por qué, analicemos algunos fundamentos bíblicos, históricos y médicos.

Jehová Dios dijo a Noé, nuestro antepasado común, que la sangre debía considerarse algo especial (Génesis 9:3, 4). Las leyes que Dios dio posteriormente a Israel reflejaron la santidad de la sangre: “En cuanto a cualquier hombre de la casa de Israel o algún residente forastero [...] que coma cualquier clase de sangre, ciertamente fijaré mi rostro contra el alma que esté comiendo la sangre”. Los israelitas que rechazaran la ley de Dios podían contaminar a los demás, por lo que Él añadió: “Verdaderamente la cortaré de entre su pueblo” (Levítico 17:10). Tiempo después, en una reunión celebrada en Jerusalén, los apóstoles y ancianos decretaron que debemos ‘abstenernos de sangre’. Hacerlo es igual de esencial que abstenerse de la inmoralidad sexual y la idolatría (Hechos 15:28, 29).

¿Qué significaba ‘abstenerse’ en aquel entonces? Los cristianos no consumían sangre, ni fresca ni coagulada; tampoco comían carne de un animal no desangrado. También estarían excluidos los alimentos que contenían sangre, como la morcilla. Ingerir sangre de alguna de estas maneras violaría la ley de Dios (1 Samuel 14:32, 33).

A la mayoría de las personas de tiempos antiguos no les perturbaba consumir sangre, como sabemos por los escritos de Tertuliano (siglos segundo y tercero de nuestra era). En respuesta a las falsas acusaciones de que los cristianos ingerían sangre, Tertuliano mencionó que algunas tribus sellaban alianzas bebiéndola. También hizo esta observación: “[Hay] aquellos que, para curarse de la enfermedad comicial [la epilepsia], beben con avidez en los espectáculos del circo la sangre fresca que mana de las gargantas degolladas”.

Los cristianos consideraban incorrectas aquellas costumbres (aunque algunos romanos las adoptaran por razones de salud). “Ni siquiera la sangre de los animales tomamos en los convites”, escribió Tertuliano. Los romanos ponían a prueba la integridad de los cristianos verdaderos con alimentos que contenían sangre. Tertuliano añadió: “¿Cómo hay que entender, pues, que creáis que ansían sangre humana los [cristianos,] que confesáis aborrecen sangre de bestia?”.

En nuestros días, pocas personas pensarán que han de tener en cuenta las leyes del Dios todopoderoso si el médico les recomienda administrarse sangre. Obviamente, los testigos de Jehová deseamos vivir, pero nos hemos comprometido a obedecer la ley de Jehová sobre la sangre. ¿Qué implica eso en vista de los procedimientos médicos actuales?

Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos creyendo. No obstante, la medicina ha ido cambiando con el tiempo. En la actualidad, la mayoría de las transfusiones no son de sangre completa, sino de uno de sus componentes principales: 1) glóbulos rojos, 2) glóbulos blancos, 3) plaquetas o 4) plasma (suero sanguíneo), la parte líquida. Dependiendo del estado del paciente, los médicos podrían prescribirle glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma. Las transfusiones de los componentes principales permiten que una sola unidad de sangre sirva para varios pacientes. Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar tanto sangre completa como alguno de estos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios. Es significativo que mantener esta postura basada en la Biblia nos ha protegido de muchos peligros, entre ellos enfermedades como la hepatitis y el sida, que se pueden contraer por medio de la sangre.

Ahora bien, dado que es posible asimismo obtener fracciones de los componentes sanguíneos principales, surgen algunas preguntas sobre tales fracciones. ¿Cómo se usan, y qué debemos analizar los cristianos cuando hayamos de tomar una decisión al respecto?

La sangre es compleja. Hasta el plasma, constituido por agua en un 90%, transporta una gran cantidad de hormonas, sales inorgánicas, enzimas y nutrientes, incluidos minerales y azúcar. También transporta proteínas, como la albúmina, factores de coagulación y anticuerpos para combatir las enfermedades. Los expertos aíslan y usan muchas de las proteínas del plasma. Por ejemplo, a los hemofílicos, que sangran con facilidad, se les suministra el factor de coagulación VIII. Y a las personas expuestas a determinadas enfermedades, puede que los médicos les receten inyecciones de gammaglobulina extraída del plasma sanguíneo de personas ya inmunizadas. Hay otras proteínas del plasma a las que se dan usos médicos, pero las que se han mencionado sirven para ilustrar cómo un componente sanguíneo principal (el plasma) puede procesarse para obtener fracciones.*

Igual que pueden extraerse diversas fracciones del plasma, es posible procesar los demás componentes principales de la sangre (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) a fin de aislar las partes más pequeñas. Por ejemplo, de los glóbulos blancos pueden obtenerse los interferones y las interleuquinas, que se emplean en el tratamiento de algunas infecciones virales y de algunos tipos de cáncer. Las plaquetas se procesan con el fin de extraer un factor para la cicatrización de las heridas. Y se avecina la aparición de otros medicamentos elaborados (al menos inicialmente) con fracciones de los componentes de la sangre. Esos tratamientos no implican transfusiones de componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos. ¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No podemos dar una respuesta. La Biblia no da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia decisión en conformidad con nuestra conciencia.

Algunos rechazarán todo derivado sanguíneo (incluso las fracciones cuyo propósito es proporcionar inmunidad pasiva temporal al paciente). Así es como entienden el mandato de Dios de ‘abstenerse de sangre’. Razonan que la ley dada a Israel exigía que la sangre que salía de una criatura se ‘derramara sobre el suelo’ (Deuteronomio 12:22-24). ¿Por qué es pertinente este punto? Pues bien, para preparar la gammaglobulina, los factores de coagulación elaborados a partir de la sangre, etc., hay que recoger y procesar la sangre. Por tanto, algunos cristianos rechazan esos productos, igual que rechazan las transfusiones de sangre completa o de sus cuatro componentes principales. Debe respetarse su postura sincera y acorde con su conciencia.

Otros cristianos toman una decisión distinta. También rechazan las transfusiones de sangre completa, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma, pero permiten que los médicos los traten con una fracción extraída de los componentes principales. Aun en este caso puede haber diferencias. Quizá un cristiano acepte una inyección de gammaglobulina, pero no necesariamente dé su conformidad a una inyección que contenga un elemento extraído de los glóbulos rojos o los blancos. Ahora bien, ¿qué motivaría, en líneas generales, a un cristiano a aceptar fracciones de sangre?

La sección “Preguntas de los lectores” de La Atalaya del 1 de junio de 1990 indicó que algunas proteínas del plasma (fracciones sanguíneas) de las mujeres embarazadas pasan de su sangre al sistema sanguíneo independiente del feto. Así, este obtiene las inmunoglobulinas de su madre, gracias a lo cual adquiere una valiosa inmunidad. En un proceso aparte, cuando los glóbulos rojos del feto alcanzan el final de su vida normal, se procesa la fracción de estos que transporta el oxígeno. Parte se convierte en bilirrubina, la cual cruza la placenta y se transfiere a la madre, que la elimina junto con sus productos de desecho. Algunos cristianos tal vez lleguen a la conclusión de que como algunas fracciones sanguíneas pasan de una persona a otra en este medio natural, ellos pueden aceptar una fracción de sangre obtenida a partir del plasma sanguíneo o de los glóbulos.

¿Significa el que puedan diferir las opiniones y las decisiones tomadas en conciencia que se trata de un asunto intrascendente? No. Es una cuestión seria. Pero hay un hecho básico. Todo lo antedicho indica que los testigos de Jehová rechazan las transfusiones tanto de sangre completa como de sus componentes primarios. La Biblia ordena a los cristianos que ‘se abstengan de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de fornicación’ (Hechos 15:29). En cambio, cuando se trata de fracciones de los componentes principales, cada cristiano, tras meditar profundamente y con oración, debe tomar su propia decisión en conformidad con su conciencia.

Muchas personas están dispuestas a aceptar cualquier tratamiento que parezca ofrecerles beneficios inmediatos, aun cuando presente riesgos conocidos para la salud, como es el caso de los productos sanguíneos. Los cristianos sinceros procuramos tener una visión más amplia y equilibrada, en la que entran en juego otros aspectos aparte de los físicos. Los testigos de Jehová agradecemos los esfuerzos por suministrar una asistencia médica de calidad y sopesamos los beneficios y los riesgos de todo tratamiento. Pero cuando este supone la administración de productos derivados de la sangre, tenemos muy presente lo que dice Dios y nuestra relación personal con el Dador de la Vida (Salmo 36:9).

Qué bendición es para los cristianos tener la confianza del salmista que escribió: “Jehová Dios es sol y escudo; favor y gloria son lo que él da. Jehová mismo no retendrá nada que sea bueno de los que andan exentos de falta. Oh Jehová [...], feliz es el hombre que está confiando en ti” (Salmo 84:11, 12).

[Nota]

Véase la sección “Preguntas de los lectores” de los números de La Atalaya del 1 de noviembre de 1978 y del 1 de octubre de 1994. Las compañías farmacéuticas han elaborado productos sintéticos que no se obtienen de la sangre y que pueden prescribirse en vez de algunas fracciones sanguíneas usadas en el pasado.

[Ilustración y recuadro de la página 31]

PREGUNTAS QUE SE ACONSEJA PLANTEAR A LOS MÉDICOS

Si le van a operar o a administrar un tratamiento que pudiera incluir el uso de un producto sanguíneo, pregunte:

¿Sabe todo el personal médico implicado que soy testigo de Jehová y que he dado instrucciones de que, bajo ningún concepto, se me administren transfusiones de sangre (sangre entera, glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas ni plasma sanguíneo)?

Si es posible que el medicamento que se le va a recetar esté elaborado a partir de plasma sanguíneo, glóbulos rojos o blancos, o plaquetas, pregunte:

¿Se ha elaborado el medicamento con uno de los cuatro componentes principales de la sangre? En caso afirmativo, ¿podría explicar su composición?

¿Qué cantidad se administraría de este medicamento obtenido a partir de la sangre, y de qué modo?

Si mi conciencia me permite aceptar esta fracción, ¿qué riesgos médicos hay?

Si mi conciencia me motiva a rechazar esta fracción, ¿qué otro tratamiento puede administrárseme?

Una vez que haya analizado más profundamente este asunto, ¿cuándo puedo informarle de mi decisión?

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CRÍTICA AL ARTÍCULO ANTERIOR

 

El siguiente comentario tiene por finalidad analizar algunas de las imprecisiones que este artículo difunde en la mente de los lectores poco informados, en referencia a la historia de la prohibición de las transfusiones de sangre por parte de la Sociedad Watch Tower. Primero vamos analizar la siguinte afirmación del artículo temático:

 

Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos creyendo.

 

Cuando se afirma que los testigos de Jehová comprendieron después de la Segunda Guerra Mundial que las transfusiones de sangre estaban en contra de la ley de Dios, parecería como si todos los testigos entendieron este asunto y los aceptaron, como si se hubiera discutido en un concilio deliberativo, con representantes de todas sus congregaciones. Sin embargo esto no sucedio así. Este asunto, así como otros, resultó de una decisión arbitraria de los dirigentes de la Sociedad Watch Tower, y fue impuesta a sus miembros. Los testigos de Jehová, no deciden ahora, ni decidían tampoco en aquella época el entendimiento de las Escrituras, sino que son sus líderes en Nueva York quienes imponen las doctrinas. En aquella época, después de la Segunda Guerra Mundial, quienes gobernaban a los testigos de Jehová eran principalmente del presidente y el vicepresidente de la Sociedad, Natan Knorr y Fred Franz, respectivamente. Realmente era de ellos de quienes emanaba el "entendimiento" de lo que los testigos tenían que aceptar. Eran ellos realmente los representantes del "esclavo fiel y discreto", que según la interpretación de la Sociedad Watchtower, es quien debe gobernar los asuntos de las congregaciones (lea Mateo 24:45). Por ejemplo, la versión en Inglés de la Atalaya del 1 de Febrero de 1952, una de las frases entre las páginas 79 y 80 dice exáctamente :

 

Si no captamos un punto a la primera vez, deberíamos insistir en tratar de captarlo, en vez de oponerse y rechazarlo presuntuosamente al tomar la posición de que tenemos más razón que el esclavo fiel y discreto.

 

También ellos dijeron en otra edición de la Atalaya del 1 de Enero de 1942, página 5:

 

Dios usa la Atalaya para comunicarse con su pueblo: esta no consiste en opiniones humanas

 

Inclusive antes de que Natan Knorr y Fred Franz asuman el control de la Sociedad, cuando Joseph Rutherford era el presidente de la corporación, él dijo en la Atalaya del 1 de Agosto de 1930 en la página 239:

 

La Atalaya es el canal que Jehová nuestro Dios está usando en este tiempo para el resto fiel que está observando los mandamientos de Dios y dando testimonio de Jesucristo.

 

Según estas tres publicaciones citadas, podemos notar cláramente que la comprensión de cualquier asunto doctrinal en esta organización, proviene de la revista la Atalaya, que según ellos, no viene de opiniones humanas consultadas, sino que es colocado por los líderes de la Watchtower como el medio que Dios usa para comunicarse con sus seguidores. Entonces, cualquier opinión contraria se considera presuntuosa. Sin embargo, antes de 1945, la postura de la Sociedad respecto a las transfusiones de sangre era la siguinte:

El fundador y primer presidente de la Sociedad Watchtower, Charles Taze Russell, quien fue desde 1879 hasta su muerte en 1916, el único de quien emanaban las doctrinas publicadas en la revista Zion's Watch Tower (la antigua versión de La Atalaya en Inglés), publicó dos artículos comentando el Concilio Apostólico de Jerusalén relatado en el libro de Hechos 15. El Primero es un artículo de la Atalaya del 15 de Noviembre de 1892, que dice en la página 1473:

 

Él [Santiago] además sugirio escribirles que se abstengan de la contaminación de ídolos, a saber, de carnes ofrecidas a ídolos (vea el versículo 29), y de cosas estranguladas y de sangre, y que por comer tales cosas ellos podrían llegar a ser piedras de tropiezo para sus hermanos judíos (lea 1 Cor. 8:4-13), y de fornicación. Comer sangre fue prohibido, no sólo por la Ley Judía, sino antes que la Ley sea dada. El mismo mandato fue dado a Noé (vea Deut. 12:23; Gen. 9:4). [...] Se puede notar que nada se dice sobre mantener los diez mandamiento, ni ninguna parte de la Ley Judía. Era evidente que se dio por sentado que habiendo recibido el espíritu de Cristo, la nueva ley del amor sería una regla general para ellos. Estas cosas mencionadas fueron meramente para evitar hacerse tropezar entre ellos o para llegar a ser una piedra de tropiezo a otros.

 

El segundo artículo  es de la Atalaya del 15 de Abril de 1909, en la página 4374:

 

Nunca fue enfatizado que la abstinencia de estas cosas es lo que los haría cristianos, ya que sólamente la fe en Cristo y una consagración a él y entregarse al camino de sus pasos es lo que podrían constituirlos en lo que es un cristiano. En cuanto a estas abstenciones recomendadas ellos expresaron "de las cuales cosas si os guardáis, bien haréis"; encontrarán estas recomendaciones provechosas para ustedes en su caminar con el Señor. De hecho, el Apóstol Pablo muy enérgicamente señaló qué "el cumplimiento de la Ley es el Amor", porque el amor a Dios controlaría la vida en lo que respecta a la santidad, y el amor hacia el prójimo en lo que respecta a la justicia terrenal. Las cosas aquí recomendadas fueron necesarias para preservar el compañerismo del "cuerpo" compuesto de judíos y gentiles de diferentes educaciones y sentimientos. Sin discutir si o no, pudiesen perjudicarse, por las carnes vendidas en los mercados, debido a las ceremonias paganas con relación a su matanza, el consejo fue que éstos se abstuviesen de ellas, a causa de los judíos ciertamente considerarían comer tales carnes como una participación en la idolatría irreligiosa -- aunque desde el amplio punto de vista de los hechos el ídolo, es nada más que madera o metal o piedra, y esto no podría ni beneficiar ni perjudicar los alimentos. No obstante, era aconsejable que los cristianos gentiles se abstuviesen del uso de su libertad en esta dirección, como una deferencia a los hermanos más débiles, judíos y gentiles, quienes no podían filosofar tan profundamente y sus conciencias podrían afectarse.

Otros asuntos similares se atan a la prohibición del uso de sangre. Para los judíos estaba prohibida, y bajo su pacto ya que fue hecha un símbolo de la vida -- participar de esta, ya que como consecuencia tendría una responsabilidad por la vida que fue tomada. Es más, en las ceremonias típicas de la Ley de la prohibición de la sangre esta se usaba como un símbolo que representaba una ofrenda por los pecados; ya que se efectuaba la expiación de los pecados por medio de la sangre. Para darle un énfasis a estas instrucciones típicas a los judíos se les había prohibido el uso de la sangre. Y pueden haber otras razones, sanitarias, conectadas con esta materia que todavía no conocemos. Estas prohibiciones nunca se les hicieron a los gentiles, puesto que ellos nunca han estado bajo el Pacto de la Ley; pero estaban tan profundamente arraigadas estas ideas judías en estos asuntos que fueron necesarias para mantener la paz de la iglesia que los gentiles deberían observar también estos asuntos. Las cosas ahogadas, significaban los animales estrangulados en trampas cuya sangre no se vertía o derramaba causando un sangrado hasta la muerte, como requiere la Ley judía con todas las carnes que deben comerse. Estas restricciones fueron necesarias para mantener la armonía entre las dos ramas de la Israel espiritual – esa la que vino del judaísmo y la que vino de los gentiles.”

 

A partir de estas dos citas nos queda claro que Russell entendio la recomendación de abstenerse de sangre, dada por el Concilio Apostólico, como una resolución temporal que los gentiles debían seguir para mantener la convivencia entre cristianos judíos y cristianos gentiles, las dos ramas del Israel espiritual. La mayoría de los cristianos se reunían en las sinagogas donde se predicaba la Ley dada a Moisés. Note que Russell entiende que la sangre es símbolo de una vida que ha sido sacrificada, y quien toma la sangre de esta, se hace responsable por ella (no obstante, en  las transfusiones de sangre no se sacrifica una vida). Esta es una interpretación  que hasta ahora mantienen los Estudiantes de la Biblia seguidores de Russell y la mayoría de los teólogos cristianos. Note que Santiago dijo que el decreto apostólico se dio:

 

Porque desde tiempos antiguos Moisés ha tenido en ciudad tras ciudad quienes lo prediquen, porque es leído en voz alta en las sinagogas todos los sábados” (Hechos 15:21).

 

Entonces, ya que la ley de Moisés continuaba siendo enseñada, y los cristianos gentiles predicaban en las sinagogas judías, los gentiles deberían evitar ofender a los judiós. Para esto eran las  recomendaciones del Concilio en lo que se refiere a las exigencias ceremoniales. Es obvio que la fornicación no se compara a estas, y el Concilio no lo estaba haciendo, sin embargo   las colocó  juntas porque en las ceremonias paganas donde se comía sangre y se ofrecía carne a los ídolos también se cometía fornicación.

 

La primera vez que la Sociedad Watchtower mencionó  las transfusiones de sangre fue la revista Golden Age (Edad de Oro), que fue la primera antigua versión de la revista Despertad. Aqui se publicó una buena noticia el 29 de Julio de 1925:

 

SE DAN ONCE GALONES DE SANGRE

El Señor B. W. Tieble de Londres, ha donado 45 veces una medida de sangre, para transfusión a pacientes del Hospital de Londres. El pago usual por esto es 25 dólares, pero Tieble siempre ha rechazado recebir algún pago por su servicio. Se le ha hecho gobernador del hospital de por vida, y se la ha otorgado un título honorífico de una Orden por el rey.

 

También, en la revista Consolación del 25 de Diciembre de 1940 en la página 19 (una revista que susbtituyó a The Golde Age) narra el siguiente hecho:

 

En Nueva York un ama de casa moviendo las cosas de un huésped accidentalmente se disparó en el corazón con su revólver. Fue llevada de urgencia a un hospital, su seno izquierdo fue cortado alrededor, así como cuatro costillas se fracturaron, el corazón salió afuera, tres puntos de sutura se le aplicaron, uno de los médicos que atienden en emergencia donó un litro de su sangre para la transfusión, y hoy la mujer vive y sonríe alegremente sobre lo que le sucedió en el más agitado de sus 23 minutos de vida.

 

Estas dos publicaciones muestran una actitud positiva hacia las transfusiones de sangre. No obstante, desde 1927, la Sociedad Watchtower dio atención al Pacto de Dios con Noé del capítulo 9 del libro de Génesis, y comenzó a rechazar el uso de la sangre animal para las aplicaciones médicas. De esta manera, la Atalaya ( en Inglés) del 15 de Diciembre de 1927 publicó un artículo titulado "One Reason for God's Vengance" (Una Razón para la Venganza de Dios), que en los párrafos 6, 7 y 18 dice:

 

".....Dios entró en un pacto con Noé que incluyó toda criatura viva; y tal pacto fue designado por el Señor como "el pacto eterno". Fue en tal ocasión que Dios declaró su ley respecto a la vida. Es manifiesto a partir del registro escrito que Noé y sus descendientes nunca demandaron alguno de los beneficios del pacto hecho en tal ocasión, y por lo tanto Noé y todos sus descendientes están obligados a todos los términos del pacto.

Dios le dijo a Noé que toda criatura viva podría ser le de alimento para él; no obstante, él no podría comer la sangre, porque la vida está en la sangre. "Y un temor a ustedes y un terror a ustedes continuarán sobre toda criatura viviente de la tierra y sobre toda criatura voladora de los cielos, sobre todo lo que va moviéndose sobre el suelo, y sobre todos los peces del mar. En mano de ustedes ahora se han dado. Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer. Y, además de eso, su sangre de sus almas la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre" (Génesis 9:2-6).

Es manifiesto que Dios tenía la intención de que cuando el hombre vea el arco iris él recordara que la vida procede de Jehová, que la vida es algo sagrado, y que no puede arrebatarse con impunidad. Este es un pacto eterno porque Dios lo llama pacto eterno y debe ser establecido para siempre. Dios nunca cambiará su regla explícita concerniente a la santidad de la vida.

 

A partir de este artículo la Sociedad Watchtower interpretó que las directrices del pacto con Noé eran eternas, y se apartó de la postura de Russell, y declaró que debido a que la abstención de comer sangre animal viene del pacto con Noé, todos sus descendientes tendrían que abstenerse de ella eternamente.

 

Este artículo desonsideró el hecho de que en Génesis 9:7 a Noé y a su familia se le ordenan que "sean fructíferos, multipliquense y llenen la Tierra", pero Jesús mismo afirma positivamente  en Mateo 19:12 que algunos se han hecho eunucos por el reino de Dios, lo cual anularía parcialmente esta ordenanza del Pacto de Noé.

 

Un detalle importante es que la Sociedad Watctower comenzó a dar énfasis a la idea de lo pecaminoso del contacto de la sangre animal con la sangre humana. Por ejemplo, la revista Golden Age (Edad de Oro) publicó un artículo del colaborador Charles A. Patillo, el 4 de Febrero de 1931, donde se dice lo siguiente:

 

The Sacredness of Human Blood

(reasons why vaccination is unscriptural)

 

La Santidad de la Sangre Humana

(razones por las que la vacunación es antibíblica)


"Desde que la vacunación ha llegado a ser un tópico de discusión, no me puedo restringir de escribirles en referencia a este gran mal. [...] La Vacunación es una violación directa del pacto eterno que Dios estableció con Noé después del diluvio.[...]Este pacto no sólo envuelve la entera familia humana, sino que incluye toda otra criatura sobre la Tierra (Lea Génesis 9:10, 12).  Tan importante fue este pacto, que Dios colocó su arco iris en las nubes como un eterno recordatorio del peligro de su violación.... Toda mente razonable debe concluir que no es el comer la sangre lo que Dios objetó, sino que fue llevar la sangre de un animal al contacto con la sangre humana. No sólo el hombre ha derramado la sangre de su semejante ilegalmente, sino que ha tomado el cuerpo de un animal y desaforadamente ha contaminado su sangre con veneno para después tomar esta sangre e inyectarla directamente al contacto de sangre humana con el nombre de vacuna y antitoxina. Según mi parecer, esto es una violación a la ley de Dios en la más degradante manera posible de concebir.....La Vacunación nunca ha salvado una vida humana. Esta no previene la viruela...."

 

De alguna forma, la Sociedad Watchtower estaba de acuerdo con este comentario, ya que lo publicó sin refutarlo. Es así como notamos que la sangre humana no era mal vista para ser usada en la medicina, sino que ellos rechazaban la sangre animal usada para las vacunas (sueros). Es por eso que la Sociedad Watchtower no condenaba las transfusiones de sangre. Después de varios años, en la edición de la Atalaya del 1 de Diciembre de 1944, en la página 362, del artículo "The Stranger's Right Maintained ", se afirmó que las transfusiones de sangre estaban implícitamente incluídas en la prohibición de comer carne con sangre dada por Dios a Noé:

 

No sólo como un descendiente de Noé, sino ahora también como uno obligado a la ley de Dios a Israel, que incorporó el pacto eterno que consideraba la sangre sustentadora de vida, el extranjero fue prohibido de comer o beber sangre, ya sea por transfusión o por la boca (Génesis 9:4; Levítico 17:10-14).

 

Esta interpretación dejó perplejos a muchos lectores. Muchos testigos de Jehová reclamaron a la sucursal de la Watchtower en Brooklyn. En respuesta a esta demanda, en Julio de 1945, la Atalaya profundizó su postura contraria a las transfusiones sanguíneas:

 

Por lo visto, el Santo y Altísimo Dios dio claras instrucciones para disponer de la sangre en armonía con su eterno pacto con Noé y sus descendientes; y vemos que el único uso autorizado de la sangre para dar vida a toda clase de hombres fue su uso sacrificial para los pecados; y en vista de que esto fue hecho sobre su santo altar o su trono de misericordia, y no por tomar tal sangre directamente hacia al cuerpo humano; entonces, corresponde a todos los adoradores de Jehová, que buscan vida eterna en su nuevo mundo de justicia, respetar la santidad de la sangre y confirmarse a sí mismos a la resolución justa de Dios referente a este asunto vital. (Watchtower 7/1/1945, page 201) 

 

Este artículo fue escrito por Fred Franz, quien fue en ese momento recien nombrado vicepresidente de la Sociedad y el Teólogo principal de la organización hasta principios de los años 80. Note cómo él asocia la santidad de la sangre en relación directa a su uso exclusivo en el altar, tal como lo manda el capítulo 17 de Levítico. Por consiguiente, esta es una visión judaizante del uso de la sangre, ya que ningún "altar" ahora puede ser parte de algun elemento sagrado que deba preocupar a los cristianos actualmente. Esta, así como otras concepciones del antiguo pacto con Moisés , "eran una sombra de las cosas buenas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas" (Hebreos 10:1). Por lo tanto, no es cristianamente válido argumentar que debemos extrapolar a nuestra realidad actual el uso de la sangre bajo el antiguo pacto que era para un uso sacrificial que ya no tiene relevancia. Es verdad que el capítulo 15 de Hechos menciona "abstenerse de sangre", lo cual no especifica el verbo implicado. No obstante, tanto en el pacto con Noé como en el pacto de Moisés, la abstención estaba ligada al verbo comer. Y bajo la ley de Moisés, lo que debía hacer cualquiera que matara a un animal para comerlo, era "derramar la sangre de este y cubrirla con polvo" (Levítico 17:13). Si esto lo aplicamos al campo médico, entonces no podríamos hacernos análisis de sangre.

 

Un hecho ignorado por los Testigos de Jehová de la actualidad es que la versión holandesa de la revista Consolación, apenas dos meses más tarde, diría:


"Dios jamás emitió decretos prohibiendo el uso de medicamentos, inyecciones o transfusiones de sangre. Todo no pasa de ser inventos de personas que, cómo los fariseos, desprecian el amor y la misericordia de Dios." (Consolación de Septiembre de 1945, Pág. 29(en holandés)).


Este desconcertante episodio sirve para demostrar cuan súbito fue el cambio doctrinal. El responsable (o responsables) de la revista en Holanda tal vez no estuviese al día del cambio repentino y simplemente mantuvo la política anterior. Probablemente, hubo una falla de comunicación, ya que en aquella época las revistas no eran escritas simultáneamente para todos los países. En todo caso, es obvio que este editor holandez de la revista Consolación, fue incapaz, mediante la lectura de la Biblia, de llegar a la misma conclusión radical a la que llegó la oficina principal de la Sociedad Watchtower (gracias a Fred Franz). A partir del relato, se ve que en Holanda tuvieron un entendimiento totalmente opuesto, que obviamente después fueron forzados a "corregirlo".

Ahora volvamos a nuestro artículo en cuestión, y vamos a citar una de las frases del inicio de este:

La respuesta fundamental es que los testigos de Jehová no aceptamos sangre. Creemos firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones cambiantes.


Bueno, hasta lo que hemos citado anteriormente, confirmamos que recién en 1945 la Sociedad se opuso a las transfusiones. Pero ¿será verdad que su postura nunca estuvo sujeta a posiciones cambiantes?. Hasta 1961, la Sociedad no aplicaba ninguna disciplina de excomunión o expulsión a quienes se aplicaban transfusiones. Esto lo prueba muy cláramente la edición de la Atalaya del 1 de Agosto de 1958, que en la página 478 responde a la pregunta:

 

"Una Testigo de Jehová que afirma pertenecer al resto ungido fue reciéntemente al hospital y recibió una transfusión de sangre por voluntad propia. ¿Se le debería permitir a ella participar de los emblemas del pan y vino durante el Memorial?.

 

Nosotros, lamentamos como usted, por supuesto, que esta hermana que profesa ser del resto ungido haya recibido una transfusión voluntariamente durante su estancia en el hospital. Creemos que ella erró en contra de la voluntad de Dios. Sin embargo, las congregaciones nunca han sido instruidas para expulsar a quienes voluntariamente reciben transfusiones de sangre o las aprueban. Dejamos a Jehová, el Supremo Juez, el juicio para tales violadores de la ley de Dios en lo que se refiere a lo sagrado de la sangre. Lo único que puede hacerse en casos de individuos como este, es verlos como inmaduros, y por ello no son capaces de asumir ciertas responsabilidades, y así evitar el asignarles ciertas tareas de servicio.

Ya que un individuo no es expulsado por aceptar voluntariamente una transfusión sanguínea o por haber aprobado la transfusión de otro, usted no tiene derecho a excluir a la hermana de la celebración de la Cena del Señor. ...."

 

Vemos que "el canal de Dios" no tenía permitido castigar a quien se hiciera una transfusión, se entendía que este juicio era sólo prerrogativa de Dios, sin embargo, esto cambió en 1961. Así, en la versión en Inglés de la Atalaya del 15 de Enero de 1961, páginas 63-64, que fue publicada después en Español el 1 de Julio de 1961, se responde a la siguiente pregunta de los lectores:

 

 

Preguntas de los Lectores

 

En vista de la seriedad de introducir sangre en el sistema humano por medio de una transfusión, si violara las Santas Escrituras en este respecto ¿estaría sujeto el recibidor dedicado y bautizado de la transfusión de sangre a ser expulsado de la congregación cristiana?

 

Las Santas Escrituras inspiradas responden sí. ........Bajo la ley de Dios mediada por el profeta Moisés hacia la nación de Israel los judíos o prosélltos circuncisos que violaban la prohibición de Dios contra el comer o beber sangre de animales habían de ser cortados de su pueblo escogido. Según el decreto apostólico que esa conferencia en Jerusalén publicó, la congregación cristiana se hallaba obligada a hacer una cosa semejante a los que comían o bebían sangre de animales. Las transfusiones de sangre no estaban en boga en los días apostólicos. No obstante, aunque los doce apóstoles y sus compañeros de la congregación de Jerusalén no hayan tenido en mente tal cosa como la transfusión de sangre moderna, no obstante el decreto que ellos publicaron incluyó tal cosa en su alcance.

La profesión médica admite hoy que la transfusión de sangre es una alimentación directa a los vasos sanguíneos del cuerpo humano con sangre de otra persona u otras personas que el practicante de la transfusión de sangre dice que se necesita para la supervivencia del recipiente. La ley de Dios dice definitivamente que el alma del hombre está en su sangre. Por consiguiente el recibidor de la transfusión de sangre se está alimentando de un alma dada por Dios contenida en el medio sanguíneo de un prójimo o de prójimos, esta es una violación de los mandamientos de Dios a los cristianos, la seriedad de la cual no debe reducirse al mínimo por medio de excusarla a la ligera como si fuera un asunto optativo para que el individuo decida en cuanto a ello según su conciencia. El decreto de los apóstoles en Jerusalén declara: "Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán," Por consiguiente el cristiano que deliberadamente recibe una transfusión de sangre y no se guarda de la sangre no prosperará espiritualmente. Según la ley de Moisés, que manifestó sombras de cosas por venir, el que recibe una transfusión de sangre tiene que ser cortado del pueblo de Dios por medio de excomunión o expulsión. Si el tomar una transfusión de sangre es la primera falta de un cristiano dedicado y bautizado debido a su falta de madurez o falta de estabilidad cristiana y discierne el error de su acción y se aflige y se arrepiente a causa de ello y pide perdón divino y perdón de la congregación de Dios en la Tierra, entonces se le debe extender misericordia y no hay por qué expulsarlo. Se hace necesario ponerlo bajo vigilancia e Instruirlo cabalmente según las Escrituras en cuanto a este tema, y así ayudarlo a adquirir fortaleza para hacer decisiones según la norma cristiana en cualesquier casos futuros. Sin embargo, si rehúsa reconocer su desconformidad con la norma cristiana requerida y hace del asunto un punto en cuestión en la congregación cristiana y trata de influir en otros en eso para que lo apoyen; o, si en el futuro persiste en aceptar transfusiones de sangre o en donar sangre para llevar a cabo esta práctica médica en otros, muestra que realmente no se ha arrepentido, sino que se opone deliberadamente a los requisitos de Dios, cual opositor rebelde y ejemplo infiel a los otros miembros de la congregación cristiana tiene que ser cortado de ella por medio de ser expulsado.....

 

Vemos ahora, que la postura de los líderes de la Sociedad se tornó más drástica, asumiendo la posición de Juez Divino en este asunto, del cual antes dijeron que sólo Dios podría juzgarlo. Incluso la explicación del porqué es errado hacerse una transfusión no es correcta. Se dice que el "recibidor de una transfusión de sangre está alimentándose de un alma dada por Dios..". Esto sólo tendría sentido si el donante de sangre habría muerto o hubiera sido asesinado para hacer la donación. En este caso, el perder su sangre habría significado perder su alma. Pero no siendo este el caso de los donantes de sangre, entonces, la sangre de estas personas que donan no representa la vida de ellas. Inclusive, las transfusiones de sangre se realizan para salvar una vida humana que vale más que la sangre en sí, que es sólo el símbolo de sus almas, es decir, de sus vidas. La vida humana vale más que la sangre que la representa.

 

Ahora volvamos a nuestro artículo base, citando algunas porciones del texto entre cortadas:

 

Cuando se generalizaron las transfusiones de sangre completa, después de la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová comprendimos que estaban en contra de la ley de Dios, y así lo seguimos creyendo. No obstante, la medicina ha ido cambiando con el tiempo. En la actualidad, la mayoría de las transfusiones no son de sangre completa, sino de uno de sus componentes principales: 1) glóbulos rojos, 2) glóbulos blancos, 3) plaquetas o 4) plasma (suero sanguíneo), la parte líquida. Dependiendo del estado del paciente, los médicos podrían prescribirle glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma. Las transfusiones de los componentes principales permiten que una sola unidad de sangre sirva para varios pacientes. Los testigos de Jehová sostenemos que aceptar tanto sangre completa como alguno de estos cuatro componentes básicos violan la ley de Dios...........Ahora bien, dado que es posible asimismo obtener fracciones de los componentes sanguíneos principales, surgen algunas preguntas sobre tales fracciones. ¿Cómo se usan, y qué debemos analizar los cristianos cuando hayamos de tomar una decisión al respecto?...........Esos tratamientos no implican transfusiones de componentes sanguíneos principales; por lo general conllevan el uso de partes o fracciones de ellos. ¿Podríamos aceptar los cristianos estas fracciones como tratamiento médico? No podemos dar una respuesta. La Biblia no da detalles, por lo que los cristianos debemos tomar ante Dios nuestra propia decisión en conformidad con nuestra conciencia.

 

Según lo leído, la Sociedad, en el año 2004, basada en el uso "moderno" de las fracciones de sangre adquiridas de unas supuestas cuatro componentes principales, deja a conciencia del individuo su aplicación médica. Sin embargo, debemos mencionar que no es "nuevo" el uso de estas fracciones, como si fuera algo reciente de los últimos 20 años. Ya en 1954, la Despertad del 1 de Agosto (en Inglés), en la página 24, las prohibía, considerando su suministro  como si fuera lo mismo que una transfusión sanguínea:


“Se sabe que se requiere un litro y un tercio de medida de sangre completa para obtener suficiente cantidad de proteína sanguínea o fracción conocida cómo gammaglobulina para una inyección...aquellos interesados en el aspecto bíblico notarán que el hecho de ser obtenida de la sangre integral la coloca en la misma categoría de las transfusiones de sangre tanto como lo concierniente a la prohibición de Jehová de recibir sangre en el sistema (vea Levítico 17:10-14;Hechos 15:20,28,29)”


Por consiguiente, en 1954, la Sociedad, como "canal de Dios", estaba considerando el uso médico de cualquier fracción de sangre como igual de pecaminosa que una transfusión de sangre total. Note que la gammaglobulina es obtenida del Plasma, y actualmente NO es prohibida por la Sociedad porque deriva de unas de esas cuatro componentes principales. No obstante, en 1954 estaba siendo prohibida para los testigos de Jehová. Dos años después, en 1956, el uso de las fracciones de sangre continuaron siendo pecaminosas para los líderes de la Watchtower:

 

mientras este médico favorece el uso de ciertas fracciones de sangre, particularmente la albúmina, tales están también prohibidas por la Escritura. De hecho, estas fracciones están siendo usadas no sólo por los médicos, sino también por los procesadores de alimentos, y así sería apropiado observar las etiquetas de tales productos para ver si contienen cualquier sustancia sanguínea o fracciones. Al dudar, lo mejor es abstenerse. Awake 9/8/1956 page 20 (Despertad, 9/8/1956, página 20) Blood_Fractions_Banned_Awake_Sept_8_1956_page20.pdf (53,6 kB)

 

Sabemos que la Albúmina también ahora se deja a conciencia del individuo, pero en aquella época, los testigos no podían beneficiarse de ella No obstante, dos años después de esta cita, en 1958, súbitamente, la organización Watchtower cambió de opinión, y afirmó que el uso de ciertas fracciones sanguíneas no está en la misma categoría de una transfusión. Así, la Atalaya del 15 de Setiembre de 1958, en la página 575 (en Inglés), dice:

¿Debemos considerar la inyección de suero sanguíneo tal como antitoxina toxina de difteria y las fracciones de sangre como la gammaglobulina en la corriente sanguínea, con el propósito de crear resistencia a enfermedades por medio de anticuerpos, como lo mismo que ingerir sangre o tomar transfusiones de sangre o plasma?.

No, no parece necesario que los pongamos en la misma categoría, aunque lo hayamos hecho algún tiempo atrás. Mientras Dios no tuvo la intención de que el hombre contamine su torrente sanguíneo con vacunas, sueros o fracciones de sangre, el hacer esto no parece que se incluya en la expresa voluntad de Dios de prohibir la sangre como alimento. Por consiguiente, debe dejarse como un asunto de juicio individual el aceptar o no, tal medicación.”


Aqui vemos cómo reconocen que un tiempo atrás habían prohibido estas fracciones. No obstante la revista no se disculpa por el daño causado por transmitir información incorrecta. Por otro lado, como habíamos notado, por la Atalaya de Enero de 1961, desde esa fecha se comenzó a expulsar por hacerse transfusiones de sangre, y en ese mismo año, en Setiembre, se vuelve a prohibir el uso de fracciones sanguíneas, sabiendo que 3 años antes, en 1958, se habían autorizado. Veamos la Atalaya del 15 de Setiembre de 1961 en las páginas 558-599:

 

Pero sin tener en cuenta que sea sangre total o una fracción, o si es sangre tomado del propio cuerpo o tomado de otra persona, o si es administrada como transfusión o como inyección, la ley de Dios aplica. Dios no le ha dado al hombre la sangre para que la use como podría usar otras sustancias; el tiene que respetar la santidad de la sangre.

 

Entonces, este concepto judaizante de la sangre retorna, y vuelve a transmitir una idea negativa de  cualquier medicación que provenga de ella, sea total o como fracción. Tres años antes de esta última cita, se había dicho que sólo en caso de que el elemento sanguíneo o fracción tenga por finalidad alimentar estaba errado, pero ahora se vuelve a radicalizar la prohibición colocando a la sangre como sagrada, por la sangre en sí, y no por lo que realmente representa, que es la vida del ser que es sacrificado para alimento (un animal), lo cual no sucede cuando una persona dona sangre, ya que esta no muere por eso. Cláramente la Sociedad presenta una postura totalmente incoherente. Por ejemplo, tres años después, en 1964, la lideranza de la Sociedad vuelve a cambiar de opinión, y ahora permite de nuevo las fracciones de sangre.

 

La Sociedad no recomienda ningún uso médico moderno de la sangre, tales como el uso de la sangre en conexión con inoculación. Sin embargo, la inoculación es virtualmente una inevitable circunstancia en algunos segmentos de la vida social, y así dejamos a la conciencia del individuo el determinar someterse a inoculación con suero que contenga fracciones de sangre con la finalidad de crear anticuerpos contra las enfermedades. Si una persona hizo esto, esta puede consolarse por el hecho de no estar directamente comiendo sangre, lo cual está expresamente prohibido en la palabra de Dios. Esto no es usado para alimento para reemplazar pérdida de sangre. Aqui el cristiano debe decidir en base a su conciencia. Por consiguiente , si un cristiano se someterá a inoculación con suero, o si el doctor o las enfermeras cristianas las administrarían, se deja a decisión personal. Los cristianos que ejercen la profesión médica son individualmente responsables por las decisiones laborales....En armonía con Deuteronomio 14:21, la administración de sangre requerida para personas mundanas es dejada a la propia conciencia del doctor cristiano. Esta situación es similar a aquella que enfrenta un carnicero cristiano que debe decidir si puede vender con buena conciencia morcillas a una persona mundana. (Watchtower, 11/15/1964, pages 680-683).

 

Aqui en 1964, la Sociedad deja de nuevo a libre conciencia las fracciones sanguíneas y les permite a los testigos de Jehová que ejercen la medicina o enfermería el poder administrar transfusiones de sangre según su conciencia a pacientes que no sean testigos de Jehová. Esto quiere decir, que un médico, que sea testigos de Jehová, sí puede administrar sangre a otro que no sea testigo. Vemos aqui una doble moral aplicada. Por otro lado, de la cita anterior vimos que la Sociedad cita Deuteronomio 14:21 que dice:

 No deben comer ningún cuerpo [ya] muerto. Al residente forastero que está dentro de tus puertas lo podrás dar, y él tendrá que comerlo; o puede haber un venderlo a un extranjero, porque tú eres un pueblo santo a Jehová tu Dios.

Este texto está relacionado con Levítico 17:15,16 que dice:

 En cuanto a cualquier alma que coma un cuerpo [ya] muerto o algo desgarrado por fiera, sea un natural o un residente forastero, en tal caso tiene que lavar sus prendas de vestir y bañarse en agua y ser inmundo hasta el atardecer; y tendrá que ser limpio. Pero si no las lava y no baña su carne, entonces tendrá que responder por su error.

 

Estos textos muestran que un animal muerto, por muerte natural o por otro animal, es decir, sin intervención humana, no podía ser comido por un israelita, pero sí lo podía comer un extranjero. Si un israelita o un residente forastero en Israel lo hacían, tendrían que limpiarse, de lo contrario estarían en pecado. Evidentemente, este animal no estaba desangrado. Entonces, Jehová sí permitía a extranjeros comer animales no desangrados. Lo cual muestra que el pacto con Noé, que continuaba siendo válido para los no israelitas, permitía comer animales muertos sin intervención humana, que obviamente no estaban desangrados, y sólo cuando se mataba al animal para comer, uno debía derramar su sangre y enterrarla. Entonces, la sangre no era sagrada dentro del pacto de Noé, sino que representaba la vida del ser cuando era asesinado para servir de alimento. Entonces, la sangre adquiere un estatus de sagrada por su uso sacrificial en el altar, sólo para Israel, y no para quienes estaban bajo el pacto con Noé, para quienes la sangre sólo representaba la vida en cuanto se había sacrificado para alimento, o en caso de asesinato. Son dos conceptos diferentes. Sin embargo, la Sociedad Watch Tower aplica Deuteronomio 14:21 para los médicos testigos, como si los testigos de Jehová estuvieran bajo un pacto que los excluye de otros. Por otro lado, al permitir que profesionales médicos, que son testigos, puedan suministrar sangre a pacientes, los líderes de la Sociedad contradijeron lo publicado en la Atalaya del 15 de Enero de 1961, donde se dice que esto no era un asunto que debía dejarse a conciencia y que "si en el futuro [el testigo de Jehová] persiste en aceptar transfusiones de sangre o en donar sangre para llevar a cabo esta práctica médica en otros,....se opone deliberadamente a los requisitos de Dios". Notamos una vez más, que nuestro artículo base del 2004, no nos dice la verdad cuando manifiesta que "Creemos firmemente que la ley de Dios sobre la sangre no está sujeta a reformas para adecuarla a opiniones cambiantes".

Un año después, en 1965, la revista Despertad del 22 de Agosto, en la página 18, aclara un asunto sobre los sueros sanguíneos:

 

El hecho es que los sueros preparados a partir de sangre son objetables para los cristianos por causa de la Ley Bíblica contra el uso de sangre. Sin embargo, ya que estos no envuelven el uso de la sangre como alimento que nutre el cuerpo, lo cual la Bíblia prohíbe directamente, su uso es un asunto que debe ser decidido por cada persona según su conciencia.

Note que la Sociedad argumenta que las componentes de sangre que no tienen la función de nutrición no son prohibidas bíblicamente. Tome nota de esto, porque la Atalaya del 15 de Setiembre de 1965, cuatro años antes, había dicho que "Dios no le ha dado al hombre la sangre para que la use como podría usar otras sustancias; el tiene que respetar la santidad de la sangre".

 

Ahora notamos, sin embargo, que se permite el uso de sangre que no tenga la función de nutrir al cuerpo como si fuera alimento. Tome nota de este concepto que será verificado después. Ahora vamos a citar la Atalaya en Inglés del 1 de Junio de 1974, en las páginas 351-352:

 

Sueros o antitoxinas son utilizadas. Estas son obtenidas de sangre humana o de animales que ya han desarrollado los anticuerpos que luchan contra la enfermedad. Usualmente la sangre es procesada y la fracción de sangre (gamma globulina) que contiene los anticuerpos es separada y hecha dentro del suero. Cuando esta es inyectada al paciente le da una inmunidad temporal pasiva. Esto es temporal, porque los anticuerpos no llegan a ser una parte permanente de su sangre; cuando estas salen del cuerpo él ya no es más inmune a la enfermedad. Se puede ver que los sueros (no como las vacunas) contienen una fracción de sangre, aunque muy pequeña...¿Qué hay entonces sobre el uso de un suero que contiene sólo una pequeña fracción de sangre y es empleada para suministrar una defensa auxiliar contra alguna infección y no es empleada para una función sostenedora de vida, algo que la sangre normalmente realiza? Creemos que aqui la conciencia de cada cristiano debe decidir.

 

Podemos ver que La Sociedad Watchtower establece aqui excepciones complicadas a su ley de la sangre, que van más allá de la Escrituras y como veremos a continuación, contradicen sus propias normas actuales. Se dice que la sangre es sagrada y no puede ser usada como podría usarse otras sustancias. Se dijo también que al tomar la sangre de otro ser, se está alimentando de su alma (o su vida). Sin embargo, si se usa una fracción de sangre que no tiene la función de nutrir al cuerpo, entonces la Sociedad Watchtower no la prohibe, sino que deja que el individuo decida por sí mismo si es o no correcto usarla. En caso contrario, si esta fracción tiene la función de nutrir al cuerpo, está terminantemente prohibida y considerada como un pecado grave, porque es como si hubiera comido sangre. Sin embargo, nuestro artículo base del 2004 dice que los testigos de Jehová tienen prohibido comer sangre y cuatro componentes de esta, a saber, Glóbulos Rojos, Glóbulos Blancos, Plasma y Plaquetas. No obstante, sí tienen ahora permitido utilizar para uso médico, cualquier fracción que derive de cualquiera de estas cuatro componentes. Evidentemente la Biblia no presenta ningún criterio para determinar si tal componente o fracción de sangre puede ser aceptable o inaceptable. No obstante, si quisieramos encontrar alguna consistencia en los argumentos de la Watchtower, tendríamos que pensar que las componentes sanguíneas que ellos rechazan es debido a que nutren al cuerpo, y las que son aceptadas, porque no tienen esta función. Entonces, esto significaría que los glóbulos rojos nutren al cuerpo, mientras que la Albúmina, que deriva del Plasma, y es ahora aceptada por la Watchtower, no tendría la función de alimentación. No obstante, en el siguiente artículo, citaremos las declaraciones de un médico, el Dr. Muramoto, que nos mostrará la gran contradicción e inconsistencia de esta postura.