¿Aceptar una transfusión de sangre es equivalente a fornicar ?

La Sociedad Watchtower le inculca a los testigos de Jehová la idea de que las transfusiones de sangre equivalen a tener relaciones sexuales inmorales. Por eso, se les dice que si requieren de una tranfusión deben rechazarla, de lo contrario serán vistos por Dios como inmorales fornicadores que sufrirán el castigo de muerte eterna.

 

Cuando un testigo de Jehová está en una situación de salud grave, generalmente ésta organización envía a un grupo de ancianos (o pastores) de su congregación, para que le "ayuden" a resistir a los médicos que quieran aplicarle una transfusión de sangre. Los médicos tienen la obligación de salvarle la vida al paciente, y en algunas ocasiones una tranfusión de sangre es la única alternativa. En algunos casos, cuando los testigos de Jehová no permiten que los médicos le apliquen una tranfusión a un paciente de esta secta, los médicos tienen que acudir a la justicia para que un Juez ordene que se les permita aplicarla. Si el testigo de Jehová es mayor de edad, tiene derecho a rechazar una tranfusión. Sin embargo, cuando un menor de edad la necesita, porque su vida depende de ello, y sus padres testigos de Jehová lo tratan de impedir, es necesario que los médicos acudan a un Juez para que emita una orden, a pesar de la negativa de los padres. La vida de la persona es primero.

Esta situación bochornosa es causada por la manera distorsionada en que se les enseña a los testigos de Jehová a ver las transfusiones. La culpa principal del problema la tienen los líderes de esta organización religiosa. Leamos cómo las publicaciones de ésta organización instruyen a sus miembros sobre este asunto:

 

El deseo del médico pudiera ser darle lo que él considera la mejor atención, pero su deber no es buscar justificación jurídica para pisotear los derechos fundamentales de usted. Y puesto que la Biblia pone el abstenerse de sangre en el mismo nivel moral que el evitar la fornicación, el imponer por fuerza sangre a un cristiano equivaldría a imponerle relaciones sexuales a la fuerza: ultraje o violación. (Hechos 15:28, 29.) ("¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?"; año de publicación: 1990)

 

Sin embargo, este razonamiento es egoísta. Por ejemplo, un menor de edad no tiene la suficiente madurez para arriesgar su vida por una ideología que le ha impuesto una organización religiosa. Peor aún, afirmar que permitirse una transfusión de sangre es como permitir que a uno lo violen sexualmente es absurdo.

Ahora veamos otro caso, donde la revista La Atalaya también propaga el punto de vista de que la transfusión de sangre debe ser vista como una violación sexual:

 

HACE tres años, Caridad Bazán Listán, testigo de Jehová de Cádiz (España), necesitaba con urgencia una operación. Tenía cálculos biliares que le causaban fiebre y le estaban envenenando la sangre. Cuando ingresó en el hospital, explicó su postura bíblica de no aceptar transfusiones de sangre. Los médicos consintieron en operarla sin sangre. No obstante, poco antes de llevarla a la sala de operaciones le pidieron que firmara un documento. El escrito indicaba que los médicos se comprometían a respetar su postura sobre la sangre, pero que si se presentaba una emergencia, ella los autorizaba a administrar cualquier tratamiento que considerasen necesario. Un anciano de la congregación que se hallaba en el hospital y el hijo de Caridad, que también es Testigo, le advirtieron de las consecuencias de firmar tal documento. Su firma autorizaría a los médicos a transfundirle sangre en una situación de emergencia. Cuando llegó el personal médico para meterla al quirófano, les dijo que no firmaría el documento. La llevaron de inmediato a la habitación, donde la presionaron mucho para hacerle cambiar de opinión. Después de varias conversaciones, llamaron al juez para ver si él lograba convencerla, pero todo fue en vano. Caridad les explicó que, si les permitía transfundirle sangre, sería culpable ante Dios. Les hizo notar que la ley mosaica consideraba culpable a la mujer que no gritara y se resistiera a una violación. (Deuteronomio 22:23-27.) “Los médicos están pasando por alto mi voluntad e intentan violar mi conciencia —dijo—, por lo que debo resistirme como si quisieran violarme.” Después de varias horas, los médicos accedieron a operarla sin sangre. En el quirófano Caridad pidió permiso para orar a Jehová. Lo hizo, y la operación fue un éxito. No obstante, poco después su salud empeoró, y los médicos decidieron administrarle una transfusión de sangre contra su voluntad. Un médico y una enfermera hicieron los preparativos para la transfusión. Pese a que estaba débil, Caridad se resistió con todas sus fuerzas, incluso mordió el tubo por el que pasaría la sangre. Finalmente, el médico se sintió tan avergonzado por lo que estaba haciendo que desistió. “No puedo más —dijo—; me rindo.” Caridad pasó la etapa crítica y recuperó la salud sin más complicaciones. Los médicos y las enfermeras no pudieron menos que quedar profundamente impresionados por su fe y valor. Todo esto sucedió cuando Caridad tenía 94 años de edad. (La Atalaya, 15 de Junio de 1993, artículo: "Luchó por su fe", énfasis nuestro)

 

Qué bueno que Caridad pudo sobrevivir, pero ¿qué hubiera pasado si este hubiera sido el caso de una niña menor de cinco años, que necesitaba una transfusión úrgentemente?. ¿Estarían tratando de violarla (los médicos) por querer salvar su vida a través de una transfusión?. Definitivamente, este punto de vista radical de los líderes de los testigos de Jehová sólo puede provenir de mentes enfermas y paranoicas.

 

¿En qué se basan los testigos de Jehová para enseñar esta absurda comparación?. Leamos una porción del libro bíblico de Hechos:

 

Por lo tanto, es mi decisión el no perturbar a los de las naciones que están volviéndose a Dios, 20 sino escribirles que se abstengan de las cosas contaminadas por los ídolos, y de la fornicación, y de lo estrangulado, y de la sangre. 21 Porque desde tiempos antiguos Moisés ha tenido en ciudad tras ciudad quienes lo prediquen, porque es leído en voz alta en las sinagogas todos los sábados”. (Hechos 15:19-21)

 

Aqui vemos que hay cuatro abstenciones que se estipulan: no comer cosas que han sido ofrecidas a ídolos, no fornicar, evitar alimentarse de carne sin desangrar, y evitar la sangre. El contexto de este pasaje bíblico se ubica cuando la Iglesia primitiva comenzó a bautizar a cristianos no judíos (llamados gentiles o de las naciones). Los cristianos judíos les exigían cumplir con todo el código de reglas de la ley de Moisés a quienes querían seguir a Cristo y no eran judíos. Esta ley prohibía comer cerdo, exigía que los varones se circunciden, y otras muchas reglas que eran una verdadera carga, especialmente la circuncisión, que es muy dolorosa para un varón mayor de edad. Al surgir este problema, los líderes de la Iglesia primitiva se reunieron en Jerusalén y decidieron no imponer la ley de Moisés a los cristianos de origen no judío. Sin embargo, en aquella época los cristianos predicaban en las sinagogas judías, donde los escritos de Moisés eran leídos todos los sábados. Se consideraba que Moisés había escrito los cinco primeros libros de la Biblia. La "abstención de sangre" que este concilio estableció, aunque está en la ley de Moisés, es anterior a este código de leyes, porque está en el pacto de Dios con Noé, que se supone que es padre de toda la humanidad actual, y no sólo de los Judíos. Este pacto tendría validez tanto para judíos y no judíos. Al parecer, éste fue el motivo por el cual los apóstoles mantuvieron el mandamiento de abstenerse de sangre. De esta manera también los cristianos no judíos estarían en armonía con las normas mínimas que permitirían la convivencia con los cristianos Judíos en las sinagogas. Pero para entender qué significa esta abstención, debemos leer el pacto de Dios con Noé:

 

3 Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes. 4 Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer. 5 Y, además de eso, su sangre de sus almas la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. 6 Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre. (Génesis 9:3-6)

 

Noten que la abstención se refiere a comer sangre, "porque el alma de la carne está en la sangre" (Levítico 17:11). La palabra hebrea "nefesh" se ha traducido como "alma". "Nefesh" puede significar, según el contexto, la vida del ser. Al matar a un animal para alimento, la sangre representa su vida, y ésta pertenece a Dios. Aunque Dios permite que se mate a un animal para alimento, no quiere que se coma con su sangre en señal de reconocimieto que la vida de este ser le pertenece a Dios. La sangre del animal muerto debía derramarse al suelo antes de usarlo como alimento:

 

13 ”’En cuanto a cualquier hombre de los hijos de Israel o algún residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ustedes que al cazar prenda una bestia salvaje o un ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar+ la sangre de esta y cubrirla con polvo. 14 Porque el alma de toda clase de carne es su sangre en virtud del alma en ella. (Levítico 17:13-14)

 

Sin embargo, es imposible quitar toda la sangre de la carne del animal, por lo que este acto debe entenderse como simbólico. No significa que se deba quitar toda partícula de sangre de la carne. Esto implica que es inevitable comer algo de sangre de la carne que sirve de alimento. Es absurdo comparar la abstención de sangre a la abstención de fornicación, ya que no es lógico pensar que sería lícito fornicar en una pequeña medida. Esto lo entendía perfectamente el Apóstol Pablo. Sobre la prohibición de no comer alimentos que habían sido ofrecidos a los dioses o ídolos paganos, Pablo dice:

 

4 Ahora bien, respecto al comer alimentos ofrecidos a ídolos, sabemos que un ídolo no es nada en el mundo, y que no hay más que un solo Dios.... 7 No obstante, no hay este conocimiento en todos; sino que algunos, estando hasta ahora acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su conciencia, que es débil, se contamina. 8 Pero el alimento no nos recomienda a Dios; si no comemos, no por eso somos menos, y, si comemos, no nos es de ningún mérito. 9 Pero sigan vigilando que esta autoridad suya no llegue a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles. . (1 Corintios 8:4,7-9)

 

25 Todo lo que se vende en la carnicería, sigan comiéndolo, sin inquirir nada por causa de su conciencia; 26 porque “a Jehová pertenecen la tierra y lo que la llena”. 27 Si alguno de los incrédulos los invita y ustedes desean ir, procedan a comer todo lo que se ponga delante de ustedes, sin inquirir nada por causa de su conciencia. 28 Pero si alguno les dijera: “Esto es algo ofrecido en sacrificio”, no coman, por causa del que se lo haya expuesto y por causa de la conciencia.(1 Corintios 10:25-28)

 

 Pablo dice que si a un cristiano no le parecía pecado comer un alimento que había sido ofrendado a un dios, éste no debía preocuparse si su conciencia se lo permitía. No obstante, debían evitar de hacerlo si esto escandalizaba la conciencia de otro cristiano. Por lo tanto, comer algo que se vendía en el mercado y que había sido ofrecido a un dios, no era malo en sí, entonces no podía ser equivalente a fornicar, de lo contrario Pablo estaría promoviendo la inmoralidad sexual si esto no perturbaba la conciencia. 

El concilio de Jerusalén no tuvo la intención de establecer éstas cuatro abstenciones como si tuvieran el mismo peso moral. Éstas cuatro abstenciones estaban relacionadas con ritos paganos de adoración a dioses falsos, en cuyos templos los rituales exigían la práctica de la fornicación, se bebía sangre y se ofrendaban alimentos a los dioses. Una transfusión de sangre no tiene que ver con un rito pagano, y no tiene que ver con quitarle la vida a un ser para usar su sangre. La sangre en una transfusión no representa la vida del ser, porque este la ha donado por su propia voluntad para salvar una vida. 

Comparar la transfusión con fornicar es algo totalmente incoherente.